Empieza un nuevo Lunes Santo lejos de los míos, de mi gente, del olor a azahar de mi barrio, de mi Hermandad, de mi Soberano y mi Virgen de la Salud.
Una vez más resuenan en mi mente los ecos de esa misa de hermanos tantas veces cantada con mi gente del Coro, esas lágrimas que no se pueden contener mientras entonamos El Nazarenito.
Viene a mi mente un Lunes Santo muy especial, la primera estación de penitencia de esas niñas que hoy son ya mujeres, de mis niñas, esas con las que he pasado horas y horas mientras el Coro grababa... ese "nazarenito" fue tremendamente emotivo y especial, las voces de esos padres y madres que se rompían incluso antes de empezar a cantar, escuchando el recitado de mi padre, a muy pocas horas de que la savia nueva de nuestra Hermandad saliera con sus túnicas blancas para hacer esa primera estación de penitencia. Hoy lleváis ya muchas estaciones de penitencia disfrutadas, pero estoy convencida de que esas voces se van a volver a romper, las lágrimas volverán hoy a correr por vuestras mejillas cuando en unas horas estéis cantando delante de nuestros titulares, esperando empezar vuestra estación de penitencia, porque tod@s y cada un@ de vosotr@s hacéis esa estación, de una forma u otra.
Siguen viniendo recuerdos a mi memoria y me encuentro en ese Lunes Santo en el que por primera vez me puse mi traje y pude acompañar a mi Hermandad como Hermana Brazalete, mucho ha llovido desde aquello, pero yo tuve la suerte y el privilegio de ser junto con Lourdes, Macrina, Gloria y Cheché, el primer grupo de mujeres brazalete en Sevilla, ese honor y esos recuerdos nunca se van a borrar. Cuánto aprendí esos primeros años de vosotras cuatro y de los brazaletes antiguos... Cuánta ilusión y cuántos nervios ese día, una estación de Penitencia que no olvidaré en la vida.
Buena estación de Penitencia a tod@s vosotr@s, Herman@s Brazalete que ayudáis a que nuestra Hermandad pueda lucirse y que no haya problemas para nuestro cuerpo de nazarenos.
Cuántas emociones imposibles de describir desde la distancia, ya debería estar acostumbrada a vivir un Lunes Santo lejos, pero no lo puedo evitar, no me acostumbro, no me resigno a hacerlo y cada año este día sigue siendo diferente, mi corazón y mi mente sigue estando en mi barrio y con mi gente.
Si hoy me preguntaran por un momento vivido con mi Hermandad, aunque hay muchos, me quedaría con aquél año que me tocó estar en la salida dentro de la Iglesia, ese momento en el que el Palio de Nuestra Señora de la Salud estaba ya en la calle, caminar detrás de ella, a diatancia, con la Iglesia vacía, ese silencio dentro que erizaba la piel, el frío me recorrió todo el cuerpo, ese Momento fue único, y lo que daría por poderlo vivir de nuevo.
Hoy, Soberano, Madre mía de la Salud, no os quiero pedir nada para mí, sólo agradeceros el que me hayáis acompañado este año tan duro que he pasado, que me hayáis enviado esos ángeles que me están ayudando a salir de todo esto y que sigáis conmigo en el camino que estoy recorriendo.
Pero sí que os quiero pedir una cosa, que ayudéis a mis niñas a hacer su estación de Penitencia con vosotros, que ese tobillo de mi Marta aguante lo que ella quiera y pueda disfrutar con sus prim@s de este Lunes Santo con el que lleva todo el año soñando.
Buena Estación de Penitencia Herman@s!!!
Feliz Lunes Santo.
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