Carta a mi viejo

Hoy Papá siento que la mejor forma que tengo de felicitarte es mirar arriba y mandarte esta carta que tanto me costó escribirte hace unos días.
Te quiero!!!


Hola Papá,

Realmente no sé ni por dónde empezar, me cuesta mucho escribirte y hacerlo de esta forma, porque de alguna manera, para mí, es otra despedida.
Estoy ahogada y estoy un poco perdida, no sabia que me hicieras tanta falta, me duele en el alma no haber aprovechado estos últimos años contigo, estaba tan ocupada y tan absorta con mis cosas que siento que te he fallado.
Siento que te he fallado porque hace mucho que veía venir esto que ha pasado, hacía mucho que sabía que te ibas y aún así, seguía poniendo esa máscara que tantos años he llevado para protegerme, para hacerme a la idea de que no era verdad lo que sentía, que eran simples imaginaciones mías.
Siento que te perdí hace mucho tiempo papá, aquella Semana Santa en la que mamá estaba en UCI luchando por su vida, allí, tiraste la toalla, fue la última Semana Santa que hasta ahora he pasado en Sevilla, y me doy cuenta ahora. Allí cambió todo, todo se desmoronó por completo, mamá en UCI, el tito Javier muriéndose y tú matándote en vida fumando y bebiendo, incapaz de soportar tanto dolor y tanto vacío. Me duele no haber hablado más contigo desde entonces, no haber entrado en esa conversación que quizás necesitabas, o que necesitaba yo, para no sentirme así como me siento. Sé que te querías ir antes que mamá, que decías que tú no podías soportar estar aquí sin ella, pero duele que haya sido ahora, precisamente cuando mamá está "mejor", cuando ella ha conseguido estabilizar su enfermedad...
Sabes Pá, me siento egoísta, porque pienso en mí, en lo que te necesito, en los momentos que ya lo voy a poder compartir contigo, en los abrazos y besos que no te he dado, en las palabras que se me han quedado dentro sin decirte... necesitaría ahora mismo que me cogieras de la mano, que me contaras una de aquellas historias que te inventabas cuando era pequeña. Te echo mucho de menos y no sé ni qué hacer para que no pase, echo de menos nuestras conversaciones, porque sí que es cierto que cada vez eran menos, cada vez te costaba más hablar, cada vez te ibas cerrando más y te ibas apagando y aunque lo sabía, yo no hacía nada.
Sé que me dirías y me dirían que no podía hacer nada, pero no sé si me lo creo, porque lo que sí podía haber hecho es decirte más veces lo mucho que te quiero, sé que nunca hemos sido de decirnos muchas cosas, porque la mayoría de las veces no hacía falta, pero ahora, me duele tenerlas dentro y sentir que no las escuchaste.
Pero de todo, lo que más me duele es no haber ido a Sevilla más en este tiempo, haber pasado todo un año sin verte y en el año anterior, también haber ido poco, y no, no hay excusas, me podrían decir que por el tema de la operación, pero yo sé realmente que no es así, estos últimos dos años, tenía miedo de ir a Sevilla porque sentía que era una despedida y no quería hacerlo, dentro de mí sabía que no te irías sin que nos hubiésemos visto una vez más y así ha sido. Casi un año entero sin ir para allá, y sólo 9 días después de haber vuelto a Barcelona de pasar fin de año y Reyes con vosotros, decides que tu momento ha llegado y que tienes que iniciar tu viaje, y mira qué casualidad, poco después de las 9 de la noche. El 8 de enero cuando nos despedíamos sentí que era realmente una despedida y me vino una frase que fui incapaz de decirte pero que hoy necesito hacerlo, "nos volveremos a ver, me vas a esperar a que venga a despedirme de ti?", se me quedó ahí dentro, sin ser capa de pronunciarlo, igual que tampoco te dije "te quiero" y eso que sentía que podía ser la última vez, pero no lo hice, sólo pide mirarte cuando ya me despedía de mamá y te vi agachar la cabeza sentado en el sofá mientras se te escapaba alguna lágrima.
No sabes cómo duele estar a mil km, no sabes la de sentimientos de culpa que me han asaltado por no estar ahí con vosotros, es estúpido, pero siento en cierta forma el haberos abandonado.
Se hace duro papá, el no verte, el no haberme podido despedir de ti como realmente hubiese querido, Laura y yo sentimos que sería pronto que te irías, pero de verdad que no pensé que sólo unos días después.
Tú ya habías tomado la decisión, ya lo sé, ya habías abierto aquella puerta negra que tanto miedo te daba y estabas preparado para irte, también es verdad que nos diste algo de tiempo para "prepararnos", y que lo hiciste al mismo tiempo tan rápido que no tocó "sufrir mucho". Nos dejaste margen de año y pico, porque te aseguro que en el último ingreso que tuviste, yo pensé que no salías. 
Sabes papá, no consigo hacerme a la idea de que ya no estarás en casa cuando vaya a Sevilla, no soy capaz de hacerlo, es como si estuviera viviendo una película, algo irreal que no ha pasado, es lo que tiene vivir en la distancia, sus pros y sus contras, no soy capaz de enfrentarme aún a lo que ha pasado, no soy consciente de la verdadera ausencia, pues es cierto que al estar lejos, la ausencia física ya estaba, pero cuesta más hacer el proceso.
Me vienen a la mente infinidad de momentos, de charlas contigo y me pregunto, en qué momento papá perdimos esa complicidad que siempre tuvimos? Puede que en cierta forma lo hiciera la distancia, el estar lejos y dejar de compartir cosas con vosotros, contigo, porque sí es verdad que me volví más celosa de mi intimidad, de mis problemas, de mis cosas, quizás por protegerme a mí misma o protegeros a vosotros, no lo sé.
Me siento responsable de tantas cosas papá, siento tanto no haber estado a la altura para apoyarte y poder buscar ayuda para que superaras lo que te pasaba... me jode pá, me jode mucho que ya no estés, que dejases de luchar por ti y tirases la toalla.
Me duele porque no es lo que aprendí de vosotros, todo lo contrario, me enseñasteis a luchar con uñas y dientes, a que si me caía mil veces, mil y una me tenía que levantar y es eso lo que cada día intentó poner en práctica, aunque te juro que muchas veces hubiese tirado la toalla. No lo tomes como un reproche, porque no lo es en absoluto, cada uno somos dueños de nuestro camino y elegimos qué queremos hacer. De verdad que siento no aceptarlo del todo, pero no lo puedo evitar ahora mismo.
Te parecerá una tontería papá, pero siento de verdad que no me he despedido de ti, y me sigue costando hacerlo, incluso escribirte esta carta, es en cierta forma obligada, porque me sigo resistiendo a una despedida. Quizás los demás piensen que estoy loca, que sí me pude despedir de ti, pero desde el corazón te digo que no lo hice del todo, y es en cierta forma lo que ahora me falta para seguir afrontando el proceso y el tiempo normal de un duelo.
Sí es verdad que una parte de mí se despidió de ti y te doy las Gracias por permitirme vivir eso contigo, por darme la fuerza necesaria para estar a tu lado hasta el último momento, por permitirme agarrarte de la mano y ser yo la que secara la última lágrima que dejaste escapar, hoy se hace más presente que nunca ese momento, esos ratos a solas contigo en los que te decía que te fuera, que todo estaba bien aquí, sé que no es del todo cierto, pero no te podía decir otra cosa, habías decidido irte y no era justo que te retuviera más aquí, y te estaba costando dar el paso definitivo y dejar el cuerpo aquí.
Perdona papá, pero no supe hacerlo de otra forma, ni siquiera sé si estaba preparada para ello, lo intenté de la mejor manera posible, tal y como iba saliendo y sin pensarlo.
Creo papá que me queda aún un paso por dar, y es dejar ir esas piedras que me dieron, en especial, la que te puse a ti, porque en cierta forma, hasta que no la deje ir, no dejare ir esa parte, ese cuerpo físico que ya no está y con el que ya no puedo hablar y al que no puedo abrazar ni decirle lo que pienso. Sí, es el momento para despedirme de ti, del padre al que he conocido, de mi referente durante toda mi vida, del hombre al que más he querido y que más feliz me ha hecho.
Gracias Papá por todo lo que me has dado, por ayudarme a ser la persona que soy, por tu paciencia, por tu comprensión, por los valores que me has inculcado, por agarrarme de la mano y enseñarme a caminar, por tantas y tantas cosas y por tantos momentos.
Toca despedirse Papá, toca decirte hasta siempre, hasta pronto o un hasta luego, porque no nos han gustado nunca las despedidas, aunque esta es una despedida diferente, es despedir al padre físico, al que como te decía, había conocido hasta ahora, para poderte dar la bienvenida de otra forma, a otra comunicación diferente, a la que nace desde dentro, desde el alma...
Necesitaba cerrar esta puerta para poder abrir las ventanas de par en par y poder seguir hablando contigo, escuchar tus consejos, escucharte y sentirte desde el alma, porque si algo tengo claro es que siempre vas a estar conmigo y acudirás cuando te necesite.
Hoy lo he entendido Papá, pensaba que estabas enfadado o que yo había hecho algo mal y por eso no habías venido a hablarme, habías estado cerca en ciertos momentos pero no era capa de escucharte. El problema lo tenía yo, estaba tan concentrada en lo mental, que no era capaz de dejarme sentir para conectar contigo, porque eso era aceptar que no estás, cuando la realidad es muy diferente, ahora te tengo más cerca de lo que te tenía hace 5 meses, ahora puedes estar aquí conmigo cada vez que te necesite, porque sé que nuestra relación siempre será especial, nuestra complicidad siempre estará y podré seguir manteniendo contigo esas conversaciones sobre ciertos temas que tanto me gustaban.
Gracias Papá por ser, Gracias por estar 
Te quiero y siempre te voy a querer, ahora ya estoy preparada para nuestras charlas y nuestra nueva forma de comunicarnos.





Bienvenid@ a éste rincón dónde podréis compartir conmigo esos momentos vividos y guardados en la memoria de cada un@ de nosotr@s
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